Saludos a todos.
Día de la semana, tarde, salgo desde mi trabajo y las enfilo para el centro, más específicamente al Monte de los Dioses Griegos. Llamo tarde, onda Kamikaze a ver qué resultaba. Obviamente pregunté por si es que estaba Rominita (mi princesita de cuento de hadas), pero me fue mal (todo por no haber llamado más temprano, burro), en fin, llego al templo y…¡oh, suerte la mía!...estaba la niña oriunda de Colombia, una cafetera esbelta, morenaza de cuerpazo hermosísimo, de bonita sonrisa y exquisito acento de la región de Caldas, MARIANA.
Cariñoso saludo, deleitándome con su rico acento, un abrazo bien suavecito y fuerte a la vez para sentir todo de ella, su aura, su aroma (soy regalón, ¿y qué?). Me reconozco serio, pero congeniamos de inmediato, como nunca y raro en mí, no me faltaban temas de conversación…algo especial tiene esta niña…no se…mmm…¿feeling?.
Sentir sus manos por mi cuerpo recorriéndolo entero, entregándome a sus caricias y dedicación, solo me dejé llevar. Su voz en mi oído, su respirar pausado, su rica voz, su cuerpo, giro lentamente, ver como las sedas que la cubrían caían…ver su anatomía labrada por las manos de los más finos artesanos, sus pechos contorneados hermosamente…besarla lentamente, degustando su suave piel, cada contorno de ella…nuestros cuerpos entrelazados entregados al placer infinito, hechizados por la Diosa Afrodita, completamente envueltos en sudor y deseo, besos placenteros, saboreando su miel mas dulce…cada segundo que pasaba aumentaba mi deseo de hacerla mía completamente, tratándola como el pétalo de la flor más hermosa, caricias eróticamente suaves, viendo su Monte de Venus agitado por mi y danzando al ritmo unísono de nuestros cuerpos unidos en ese momento de locura apasionada, momento que vivirá en mi infinitamente. El placer fue inaguantable, termino recostado sobre sus hermosos pechos, sintiendo el latir de su corazón, su respirar, mi boca llena de su sudor, manjar de los dioses destinado a mí en ese preciso momento. En ese momento, solo éramos nosotros dos, no existía nadie más sobre la faz de la tierra.
Ducha, besos de despedida, Santiago, tráfico, gente, locura, en fin, me encontré de vuelta en la cruel realidad de nuestro mundo diario, esa vorágine de cada día, me pierdo caminando por las calles de la selva de cemento.
Solo en mi memoria, en mi boca, en mi cuerpo vivirán los momentos vividos con Mariana.
Me despido, Flying Tiger.
Debian, Hyundai, Chevrolet