Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes.*
A Constanza.
Mujer exquisita, dueña de una belleza tal, que duele.
Se abre la puerta y entra ella, belleza de mujer. Me dice “…¡Hola, yo soy Constanza!...”, quedé boquiabierto, ni siquiera me imaginé que fuese tan hermosa. Hermoso rostro, lindos cabellos, piel de porcelana, cuerpo contorneado a mano, piernas exquisitas, bien formadas, alta, linda, en fin, qué mujer mas estupenda.
Había visto sus fotos en la página, pero no pensé que en persona fuera tan hermosa, es demasiado linda, es de esas mujeres que emboba, que absorbe.
Rica ducha, acompañado de semejante beldad, quedé extasiado. Una vez en la camilla, me entrego a ella y sus caricias. Sentir sus manos recorrer mi cuerpo comenzando desde los pies, que sensación más sublime. Mantengo mis ojos cerrados, solo la escucho caminar a mi alrededor, solo siento sus manos en mi.
Ella toma mis manos, abrir mis ojos y verla como el creador la trajo al mundo, que placer a mi vista. Suavemente la rodeo con mis manos, sin querer arruinar la belleza del momento. Su suave piel, mis manos en ella, lo placentero del momento no tiene límites. Ella se mueve grácilmente cual bella mariposa, el son de su voz es, no sé…
Sigo acostado, llegando el divino momento de sentir su cuerpo sobre mí, su suave respirar en mi oído, su rica voz, su risa, que manera de disfrutar semejante mujer. Sentir el roce de sus pechos en mi, espero ansioso el darme vuelta, solo espero que ella me lo diga, ella lo sabe y ríe juguetonamente. Mis labios en su cuerpo, que manjar más exquisito. Mis manos que suavemente acarician su exquisito cuerpo, con la suavidad que uno trataría el pétalo de la flor más delicada, sin querer echar a perder semejante momento. Mis besos son pocos para cubrirla completa, quisiera todo el tiempo del mundo para besarla, para tocarla…sentir en todo el sentido de la palabra su bella esencia de mujer, esa rica mezcla de sabores que solo una mujer posee, eso que uno no sabe que es, pero que gusta sobremanera, eso que hace volver y volver, recaer y recaer, una y otra vez.
Estimados, no entraré en mayores detalles de nuestro tiempo juntos, ni de lo que hicimos mas adelante, eso lo guardaré para mi, tan solo puedo decir que lo pasé maravillosamente, lo que hicimos me dejó extasiado, con una sonrisa de oreja a oreja, feliz como niño con juguete nuevo.
El momento de la despedida, ducha, nuevamente sentirla cerca mío, que maravilla. Tan solo puedo reiterarle a ella lo hermosa que es, un suave beso de despedida, sentir su esencia antes de retirarme del lugar, recordar su hermoso rostro, oír su voz nuevamente.
Atte. Flying Tiger.
*: Bernard Le Bouvier de Fontenelle.
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