Hoy, no sé si sería el calor, pero me desperté “inquieto” (léase caliente) y me puse a “vitrinear”. Algunos centros anuncian una cierta hora, pero se ve que encienden su celu mucho más tarde, quedaron fuera del vitrineo. Consulté por algunas habilidades de las chicas de Templo y luego me dediqué al proceso de toma de decisión.
Agendé con Celeste de templo.
Con algo de atraso (no sé si sería el calor o una condición innata, pero andaba como awebonao y me equivoqué de metro) llegué a la puerta aquella, llamé y me recibió la misma Celeste, me invitó a seguirla escaleras arriba. La verdad es que ese culo lo habría seguido aun sin invitación. Una vez arriba, me dio la bienvenida con una serie de ricos besos como los que da ella, mojados, profundos, con harta lengua. Mis manos aprovecharon de hacer un reconocimiento de la mercadería… ah, no, si no…
Pasé a la ducha y, al regreso, ella me esperaba con un body o traje de baño entero, no sé qué era. Nos empezamos a besar y correr mano, le deshice el nudo del lazo del cuello, luego el de la espalda. No habiendo más impedimentos, le quité la prenda de nombre incierto. En el último tramo, la hice girarse y aproveché de besar sus ricos glúteos.
Nos seguimos besando, ella me quitó la bata y brindó algunas caricias a FC. Siguieron los besos (¡qué manera de besarnos!), la volví a hacer que se girara y apreté mi cuerpo contra el suyo, acaricié su delantera y ella giraba la cabeza para seguir con los besos.
Pasado un rato, la hice tenderse de espalda en la camilla, ella se dejaba guiar. La volví a besar en la boca, con más pasión aun. Luego bajé por su cuello, pechos, abdomen, muslos, me devolví por la parte interior de sus muslos, hasta encontrar su sexo. Aprovecho de recalcar que no encontré ningún olor ni nada que me hiciera sospechar de su higiene. Apliqué mis técnicas de lengua y dedos. Ella se entregó y yo seguí, estimulado por sus leves gemidos que de a poco iban aumentando su intensidad. En algún momento, sus gemidos se transformaron en ¡Ay!. Yo continué mi faena como si nada, por un buen rato. Ella agradeció y elogió mi habilidad (toy aprendiendo nomah)…
Y de agradecida, me dedicó algunos regaloneos, puso profiláctico y procedió a un excelente oral. Antes que el oral me acercara a la zona de peligro, me bajé de la camilla donde estaba sentado y la hice ponerse apoyada en la camilla, de espaldas a mi. Ahí, me permití invadir su juventud (qué rico). Luego de un rato, me senté en el sofá y ella se encargó de seguir la faena.
En algún momento, me retiró el condón y se las arregló para conducirne a las alturas del placer. Luego, recuperar el aliento, limpiarnos y, como quedaban algunos minutos, me ofreció masaje. Buena conversa, ella aprovechó de plantear un entuerto que teníamos pendiente y del que yo no era consciente. Aclaramos el tema y cerramos con más besos.
Fuimos juntos a la ducha, siguieron los besos, me vestí, siguieron los besos, pagué, siguieron los besos, me despedí, siguieron los besos. Bajamos la escalera y, por primera vez en el Templo, me encontré con Javiera, persona seria y malita pal chacoteo. Me saludó con unos ricos besos y algún agarrón. Me ofreció agua para la sed, Celeste mencionó que seguramente yo no tenía mucha sed, ya que había estado recién “bebiendo jugos”. Puras risas y la despedida: más besos de Javiera y más besos de Celeste (pregúntenme si acaso volveré, después de esa despedida… jejeje)
Colegas: considero necesario y de justicia, reiterar que recomiendo a Celeste y doy fe de su higiene. Soy muy quisquilloso en esa materia. En mi trayectoria, en dos ocasiones me encontré con malos olores, una en el sexo y otra en la boca, en ambas ocasiones hablé con las administradoras de los respectivos locales. Vayan a visitar a Celeste con confianza. Además que, para mí, sigue siendo una de las besuconas destacadas del circuito y eso, para mi de nuevo, vale mucho.
Ahora es demasiado tarde, princesa
Búscate otro perro que te ladre, princesa.