Desde hace varias semanas, Javiera me había estado provocando con un dual con un par de chicas templo. Finalmente, llegamos a agendar para hoy, a las 12:00. Puntualmente, llegué al local y me encontré con que, por razones que no detallaré, el dual no era posible. En un primer momento, pensé en retirarme, pero mientras cavilaba previo a tomar mi decisión, apareció en el box Celeste, me saludó con un besito. Posteriormente, pasaron por el box las demás chicas presentes, pero Celeste había dado el primer golpe jejeje
Duxa y de regreso al box. Celeste me esperaba y se había alivianado de ropa. Antes de entrar en acción, se dio tiempo para echarme en cara que yo “estaba dedicado exclusivamente a P… (otro centro que no voy a nombrar aquí, pero que algunos sabrán cuál es)”. Me preguntó por masaje y le indiqué que se tendiera en la camilla. Antes de subirse, se quitó la ropa restante.
Fue incómodo masajearla con los zapatos puestos, pero se negó a quitarlos. Empecé por sus pantorrillas y recorrí su cuerpo con mis manos, hasta llegar a los hombros. Ella, sin voz de mando, se incorporó y se sentó en la camilla. Le hice ver que tenía que esperar mi instrucción, ella volvió a tenderse boca abajo. Para completar la primera fase del masaje, hice el recorrido de regreso, esta vez con mis labios. Ahora sí, ella esperó mi instrucción y se volvió a sentar en la camilla.
Nos estuvimos besando, ella es una de las más besuconas del circuito. Luego recorrí su cuerpo con mi boca, esta vez por el lado frontal. Ella, nada de tímida, en algún momento tomó mi cabeza y me condujo a su entrepierna. Un rato con ella sentada en la camilla, luego se bajó y se tendió de espaldas para que yo continuara mi labor. Un buen rato en eso, alternando con más besos, hasta que me invitó a pasar al futón.
Me senté en el futón y ella inició un rico oral, alternando, cómo no, con besos. Después de un buen rato en eso, ella se montó en mis piernas e iniciamos un jugueteo con besos, caricias, chupeteos varios. En ese momento, FC estaba muy cerca de su cálida intimidad y se las arregló para situarse dentro.
De ahí en adelante, probamos varias posiciones, cuál más rica. En una de esas, me hizo situarme de espaldas en la camilla y se montó y al rato, cambió la monta a la inversa. Consideré que ya se acercaba el momento, así que, aprovechando su monta inversa, la tomé de las piernas y la atraje hacia mí de manera que quedamos en posición de darnos placer oral mutuo. Según me contó después, durante ese lapso, ella visitó la cima dos veces.
Finalmente, me indicó que me volviera a sentar y ella se empeñó en llevarme a mi ahora a viera la luz. Uff… qué rico.
Me limpió y, como estábamos en la hora, me invitó prontito a la duxa. Volvimos al box, me vestí, le pagué y a la calle. Como acostumbra Celeste, me acosó con sus besos hasta que crucé la puerta de salida.
Ahora es demasiado tarde, princesa
Búscate otro perro que te ladre, princesa.