Centro Masajes : Templo del Masaje
Ubicación : Metro Parque Bustamante
Costo : Promoción 25 Full
Horario : a eso de las 11:00, a mediados de marzo
Fono : el publicado
Recepción : Buena
Higiene : Buena, como siempre
Terapeuta o Masajista
Masajista : Mia
Contextura : Delgada, alta
Trato : 7
Cara : 6.5 ¡Unos ojasos!
Besos : 7 Varios y calentones
Masaje : 6.3
Sensitivo : 7
Hoy me contactó Mia contándome que mañana estaría atendiendo en el Templo, por si quería ir a visitarla (y por supuesto que quiero). Es entonces que me di cuenta de que por alguna razón nunca publiqué la última experiencia que tuve con ella, poco antes de que decretaran cuarentena en Santiago y Ñuñoa. Bueno, paso a contar, por si alguien más se anima, ya que según tengo entendido en el Templo estará atendiendo solo una masajista al día, así que aprovechen que Mia estará mañana.
Acudo al lugar. Justo cuando toco el timbre llega una joven con mirada coqueta a la puerta, entrando y dejándome entrar. Adivinando de las fotos del Templo, creo que era Celeste. Muy bella joven, a la que no tuve oportunidad de conocer al quedar la escoba con el coronavirus. Pero bueno, volviendo a lo importante, me recibe Mia atractiva como siempre con un buen beso y abrazo. Me ducho y vuelvo a la habitación donde está ella en ropa interior, revelando su suave piel blanca. Me tiendo en la camilla y ella procede con el masaje. Su masaje es suave y relajante. Ella se coloca bien pegada a la camilla, por lo que te va rozando cada vez que pasa junto a ti. Eso y el calor de su piel ya me estaba calentando cuando se quita toda su ropa interior, aplica harta crema a mis piernas y espalda y comienza a masajearme con sus pechos, desde la planta de mis pies hasta mi cuello. Luego se coloca encima mio, estrechando su cuerpo contra el mio. Siento sus pechos apretados contra mi espalda, subiendo y bajando. Su entrepierna apretando contra mi coxis. Me besa el cuello y me mordisquea la oreja.
"¿Vamos al colchón?" "Vamos", le respondo. Nos tocamos el uno al otro. Me hace un tremendo oral, con hartas ganas. Luego se tiende y comienzo a hacerle yo el oral. Su respiración se va agitando mientras sus caderas ondulan de un lado a otro. Cuando ya siento que está cerca del orgasmo dejo de hacerle el oral y le pido que me ponga el condón. "Qué malo, estaba muy cerca" me dice ella. Yo solo le sonrío. No quiero que tenga un orgasmo para que luego me retire sin dejarme penetrarla, que es lo que quiero.
Me enfunda, se acuesta y levanta sus piernas, para que entre en ella con sus piernas contra mi pecho. Nos vamos moviendo, coordinando los movimientos a nuestro gusto. Aunque no puedo asegurarlo, siento que tiene un orgasmo. Temo que me retire con un "Ya terminé" (como me ha pasado antes) pero eso no ocurre. Me sigo moviendo. Ella aumenta los suyos. Siento y escucho como está cada vez más excitada y húmeda ¿Tuvo un orgasmo?. Dejo de penetrarla. Ella vuelve a aplicarme un oral, que se siente excelente al estar tan excitado. Mientras me chupa, con una de sus manos sigue masturbándose. Hasta que ambos llegamos al clímax prácticamente juntos.
Y el resto es historia. Me voy a la ducha. Vuelvo a la habitación a vestirme, mientras conversamos de una y otra cosa. Y nos despedimos. El comienzo del año parecía prometedor. El coronavirus era apenas algo más que un rumor en las noticias del otro lado del mundo. Hasta ahora no había vuelto, pero espero hacerlo mañana.
(yo no alcancé a usar las videollamadas del Templo) aquel que la visite mañana (se las recomiendo mucho)