Ayer lunes, después de una mala experiencia con un centro sector Manuel Montt, revisé qué alternativas tenía y me acordé de una recomendación que no había verificado: Nicole de Bliss 55, que le había dado el colega Ikock, con quien hemos compartido exitosamente datos, parece que tenemos gustos similares.
Datos Generales
Centro Masajes : Bliss 55
Ubicación : Metro plaza de Armas, San Antonio / Monjitas
Costo : $20K + tips (voluntaria y merecida)
Horarios : a la hora del cañonazo
Fono : wsp al 95354 5358
Recepción : Como en tiempos del Covid… ninguno de los dos sabe cómo saludar jajaja, ya me ha pasado, más de una vez
Higiene : Departamento bien iluminado, bien arreglado todo, limpio
Terapeuta o Masajista
Masajista : Nicole
Contextura : Delgada / voluptuosa
Trato : 7 faltó la fanfarria nomás
Cara : 6,5 Morena exótica de ojos de embrujo
Besos : Debido a la situación actual, las recomendaciones de la OMS, OPS, ministerio de salud y demases… Nos comimos a besos!!! 6,5
Masaje : 6 lo pedí suavezón, bien conversado y con sus corridas de manos mutuas
Sensitivo : 7 Nos dimos como si el mundo se fuera a acabar… no fue el mundo quien acabó jejeje
Como decía , al llegar nadie sabe cómo saludar, me recibió la propia Nicole. Ella es una morena de ojos intensos y mirada profunda, sonrisa de anuncio de dentífrico, bien dotada en la delantera e hiper dotada en la retaguardia, no tiene culo, tiene CULO. Conversa previa y a la ducha. A la vuelta, ella se quitó algo de ropa y me preguntó cómo quería el masaje.
Durante el masaje nos contamos nuestras peripecias por la vida, fuimos entrando en confianza. En algún momento, ella notó que mis manos estaban frías y, ni corta ni perezosa, tomó mi mano y la situó en una zona de grata temperatura y adecuada humedad, rico.
No me di ni cuenta cuando se había quitado la ropa y quedó semidesnuda… con zapatos. Se trepó en la camilla y empezó con caricias calentonas, sus manos y su boca recorrían zonas sensibles de mi indefenso cuerpo. En algún momento, me masajeaba la espalda con sus tetas, me mordisqueaba las orejas y depositaba besos en mi cuello.
Se bajó de a camilla e invitó a darme vuelta. Se volvió a trepar en la camilla y se abalanzó sobre mi… qué podía hacer yo? Agarrar todo lo que pudiera, chupar todo lo que me cupiera en la boca, besar lo que ella permitiera.
En algún momento, me invitó a bajar de la camilla. Nos enfrentamos, cara a cara, nueva seguidilla de besos, caricias y agarrones, roces intensos. La hice girar, ella quedó dándome su espalda y ese culazo que llevaba, agarré esas tetas, FC punteó mejor que Erik Clapton mientras mi boca recorría su cuello, mejillas y labios.
No pude resistir la tentación, se me doblaron las rodillas y quedó su culo frente a mi cara. Besé cada milímetro de carne de ese culo, que no es poca tarea. Embalado como estaba, decidí indagar qué había entre esos carnosos glúteos y me encontré con su *… imposible resistir, mi lengua fue al encuentro de ese *. La hice subir a la camilla, ella se acomodó para dejar expuesta su intimidad que se vió prontamente invadida por mi lengua y dedos.
Luego, se tendió de espaldas en la camilla y ataqué su sexo en forma intensa, lengua, labios, dedos… hasta que ella se estremeció de placer, según me contó después.
En ese momento, viendo mi débil posición e intuyendo que ya hacía un rato que no fluía sangre a mi masa encefálica, ella me hizo la pregunta aquella. Mi billetera me recordó que no comprometiera lo que no tenía. Ella no cambió su actitud. Siguió igual de apasionada.
Me senté en la cama y ella inició un oral muy requeté güeno, con visita a los parientes de la cuarta región y todas esas cosas que nos gustan. Tímidamente, solicité su autorización para verter mis jugos vitales sobre su delantera, ella accedió. Así siguió la cosa hasta que me desbordé de deseo. Algunos besos nuevamente y a limpiarnos, ella fue a borrar la huella de nuestro encuentro y después pasé yo a ducharme.
Vestirme, pagar y despedirme, con otro rico beso.
Nicole, altamente recomendada.
Gracias preciosa, besos para ti.
Ahora es demasiado tarde, princesa
Búscate otro perro que te ladre, princesa.