Este reporte corresponde a una incursión del miércoles 14.
Ya he comentado que este año he estado recatado con mis incursiones y, aunque la semana anterior había tenido un encuentro “domiciliario”, el lunes ya estaba “inquieto” y el martes decidí buscar algún sitio donde descargar mi calentura. Así las cosas, quedé de ir al Templo para visitar a Nicole… aprovecharía, además, de conocer a Amanda, nueva en el contingente.
Al llegar, divisé en la puerta a otro parroquiano, esperé un par de minutos y me acerqué… parece que el timbre inalámbrico no funciona, tuve que golpear. Me recibió Ariela… simpática y acogedora como siempre. Me aplicó desinfectante en los zapatos. Al levantar un pie, casi pierdo el equilibrio y tiré una mano “al azar” y me agarré de algo suave y más bien blando… Ariela se rió y dijo algo de una supuesta frescura de mi parte… tal vez pensó que yo, inocente de mi, lo había hecho a propósito. Para aplicar en el otro pié, me dijo “el otro”… yo malinterpreté y llevé mi mano al otro glúteo… ella volvió a pensar que yo lo hacía a propósito.
Pasé al box asignado… no lo conocía: amplio, una camilla, un sofá y un colchón en el suelo. Mi imaginación voló por sobre el colchón. A los pocos segundos, apareció Amanda, una flaca con cara de inocente (dicen que son las peores jejeje). Me pareció alta, no me fijé si llevaba tacos o no. Habrá que programar una visita, para informar a los colegas, alguien tiene que hacerlo.
Enseguida, llegó Nicole… saludo cariñosito, algunas caricias mutuas, besos esterilizados, etc. Pasé a la ducha y volví al box. Al par de minutos, volvió Nicole, había ido a repasar su higiene, buen punto.
Acordamos dejar el masaje para el final. Como yo estaba en pelotas, decidí emparejar y le quité casi todo. Empezamos a juguetear, yo sentado en el sofá y ella provocando de pié, luego de rodillas, de pie dándome la espalda, etc. La invité a que pasáramos al colchón.
Nos acomodamos en el colchón. Más besos, más caricias, agarrones, chupeteos varios… hasta que, sin ponernos de acuerdo, me encontré frente a frente con la zona más jugosa de ella… no, no era la boca, esa es la segunda más jugosa. Atraído como una polilla por la lámpara, me acerqué y me quedé un buen rato en esa zona. Ella se dejaba.
Cuando parece que la calentura se apoderaba de ella, propuso cambio de lado fue ella la que se acomodó entre mis piernas FC esperaba lo suyo en posición firme. El oral de Nicole es de los buenos, marca de la casa en el Templo. Aguanté estoicamente y propuse un 69.
Después de un rato, Nicole fue a buscar un profiláctico, el que puso con destreza, con la boca. Dio una repasada a FC y se irguió, pasó una pierna sobre mi humanidad y me dio la espalda, yo lo interpreté como un desaire inicialmente, pero era que se iba a montar a inversa. Nicole estaba desatada… FC resistía como podía, lejanos están los días de EP. Cambio, montada cara a cara, ella saltaba como poseída, mis manos exprimían su generosa delantera. Su rostro indicaba que ella se acercaba a ver la luz, o fingía muy bien. Hasta que se estremeció y se detuvo. Se dejó caer en el colchón, estaba pochita… yo me lancé a retomar el oral, ella pidió clemencia.
Una vez que se repuso, me dijo: “ahora te toca a ti”. Retiró el profiláctico… ella de rodillas y yo de pie sobre el colchón. Hasta que FC se descargó en su boca… exquisita experiencia.
Retomar el aire, volver a la ducha, vestirme, pagar, los últimos besos y de regreso a casa, que pa eso estamos en cuarentena.
Ahora es demasiado tarde, princesa
Búscate otro perro que te ladre, princesa.