Datos Generales
Centro Masajes : Anais, deslumbrante ella.
Ubicación : Huerfanos with San Anthony
Costo : Full
Horarios : 18
Fono : 936154789
Recepción : Fogosa
Higiene : Impeke
Terapeuta o Masajista
Masajista : la encantadora Anais.
Contextura : para mí, la mejor, todo lo que me gusta en su justa medida.
Trato : Tierno hot
Cara : Caribeña lujuriosa
Besos : Pocos, pero sabrosos.
Masaje : dedicado osado
Sensitivo : Premium gold triple xxx
Hace tiempo no tenia la oportunidad de visitar a esta bella musa. Entre el alza de los combustibles, la caída de los commodities y la partida de viñuela, me había visto impedido de agendar. Pero ya era suficiente, así que manos a la obra y una tarde cualquiera detrás de un árbol de calle huérfanos aparecí yo por ahí por las 18 para este reencuentro.
Como es habitual cero problema para agendar, porque ella es un amor, ( pero es recomendable asegurar la hora el día antes porque está demandada la musa)[, y a la hora de la hora detrás de esa puerta que se abre sola, aparece ella bellamente desvestida con una especie de bikini negro con unas tiritas metalizadas que cubrían su dos fuentes de miel y una pequeño calzoncito en el tono que me puso a tono a la velocidad de la luz. Como siempre, ella sonreía a todo lo ancho de su rostro, me recibe cariñosa y pícara. A veces creo que le gusta que vaya a verla.
Rápidamente cumplimos con el protocolo de bienvenida, sus abrazos franeleados, unos agarroncitos preliminares y unos piquitos que dejaban a la imaginación lista para lo que venía. Paso por la ducha, y me la encuentro a la salida apoyada en la camilla luciendo ese culito que la vida le regaló y no me aguanté y partí de inmediato a fortalecer las relaciones chile-caribe. Intercambio de credenciales y a qué vinimos.
A los minutos estábamos ambos desnudos, de pie, piel con piel, estrechados en un abrazo tembloroso y húmedo. Luego, ella enfunda como sabe hacerlo y desde el piso me regalaba sus miradas y sonrisas picaras como sabe hacerlo, yo entraba y salía de su boca y a cada salida ella me sonreía pidiendo más, hasta que en un arrebato de calentura la tomé y la subí a la camilla para penetrarla como me gusta, ella con las piernas sobre mis hombros, apoyada a medias entre la muralla y la camilla, luciendo esa flor caribeña húmeda y tibia, y yo entrando y saliendo, mientras esa pobre camilla tambaleaba sobre la alfombra. Y hasta ahí no más me acuerdo.
A los minutos, yo transitaba fuera del jardín del edén desnudo y avergonzado con una hoja de parra uds saben donde. Ella me miraba al pie del árbol del conocimiento muerta de la risa. En eso un par de besos más, y salí de ese templo entre aturdido y contento, mientras en el café de bajo la serpiente se tomaba un cortado. Al pasar por allí, don sata me guiño un ojo y me pregunto si volvería, qué creen uds?