Centro Masajes: Jadex.
Ubicación: Huérfanos.
Costo: 15 más tips.
Horarios: 20 hrs.
Fono: En la publicación.
Recepción: Amabilidad y simpatía en su máxima expresión.
Higiene: Todo en orden.
Masajista: Michelle.
Contextura: (en ese momento) Término medio, guapísima, de mi total gusto.
Trato: 7 pues, obvio. Pero los números son infinitos, demás que merece una mejor nota.
Cara: 6.3
Besos: 6.8
Masaje: 7.
Sensitivo: 7.
Saludos nuevamente colegas. En ésta oportunidad les voy a contar, esa experiencia que todos vivimos, dicen que las primeras veces nunca se olvidan... unos (por distintas circunstancias) lo olvidan, otros no. Bueno yo pertenezco al último grupo, y más cuando aquel acontecimiento es como el que me tocó vivir a mí.
Casualmente hoy es 16 de diciembre de 2014, exactamente ha pasado un año de aquello. Era una calurosa tarde de lunes, todo el mundo estaba con la mente instalada en la locura navideña consumista, el stress estaba presente en las personas y en el ambiente, yo reconozco que no estaba lejos de esa realidad, así que mi maldadosa mente pensaba en la posibilidad de darme un gusto, un gusto diferente del común. Ya estaba decidido que, luego de estar con escorts, que mi destino era el mundo de los masajes. El "problema" es que jamás había ido a uno, necesitaba una guía.
Gracias a los dioses que descubrí LaCamilla, mejor lugar que éste no pude encontrar, entre otras cosas porque di con el centro Jadex, excelente relatos, referencias y precio por lo demás. Así que me dije que ése era mi lugar para debutar. Salgo de mi pega y llamo, excelente comunicación, mis manifiestos nervios se fueron enseguida al escuchar la voz y simpatía al otro lado del teléfono. Obviamente tenía muchas dudas y todas fueron resueltas sin drama alguno.
Luego de una serie de inconvenientes que se presentaron de parte de ellas con respecto al horario (me las reservaré por respeto a ellas) llego al lugar tipín 8 de la tarde, un par de horas a la acordada inicialmente; golpeo la puerta y al instante abre y se hace presente ante mi persona ella: Michelle, increíble, más de lo que me imaginaba. Y no sólo eso, muy simpática, risueña, a pesar de que me esforcé en no demostrarlo supongo que se dio cuenta de que yo estaba nervioso, pero les puedo asegurar estimados colegas que me hizo sentir cómodo desde que entré y hasta que salí por la puerta principal. Me ofrece la ducha a la cual accedo de inmediato (lo ameritaba, Santiago ese día era un horno) mientras ella se alistaba; ducha rápida, todo en orden, toallas limpias y secas, excelente, salgo y me invita a recostarme en la camilla. Empezamos con lo interesante...
Ella se cacha que sabe de esto, muy buen masaje, buena técnica, no dejó lugar sin ser invadido por sus manos, superó mis expectativas y se lo hice saber, se tomó su tiempo en el proceso mientras todo estaba acompañado de una muy grata conversación de lo humano y lo divino entre ella y yo, risas pa'quí y pa'llá, aproveché la confianza para comentarle en primera instancia que era mi debut absoluto en el mundo del aceite, a lo que ella me responde, con voz algo picarona, que "meh, donde viniste a caer, pobre de ti", a lo que en mi mente me dije "a mierrr, prepárate weón" xd
Sigo recostado disfrutando del masaje, hasta que de un repentino momento a otro ya no escucho su voz, la siempre presente música (muy buena por cierto) que estaba siento que su volumen aumenta, siento también de manera muy sutil prendas caer, en mi mente ya estaba la cagá, no lo pude evitar, todo aquello que tantas veces leí en los reportes lo estaba viviendo, como que me estaba poniendo ansioso pero hice el máximo esfuerzo por pensar en cualquier otra cosa y relajarme, suerte que no me costó mucho y me dejé querer. Mi cuerpo y mente vuelven al relajo, comienzo a sentir las caricias en mis muslos y espalda, suaves caricias... una juguetona lengua que se unió a esas caricias, momento sublime wn, luego besos, que van subiendo de manera lenta pero segura por mi cuello hasta mis orejas, siento leves respiraciones calentonas y mordiscos en el lóbulo, sigue jugando por mi cuello con maestría mientras las yemas de sus dedos no dejan de acariciar mi espalda (ya se imaginarán cómo estaba mi adrenalina, pero no era nada muy grave jeje) a lo que se acerca a mi oído y me dice las palabras mágicas, las palabras que me invitan a un mundo del cual no quieres escapar, y yo por primera vez las escucho, mi momento llegó.
Me doy vuelta y me encuentro con ella, esta vez en ropa interior, magnífica. Con sensualidad se dispone a recorrer y acariciar cada parte de mi cuerpo, me besa el pecho, mi cuello, mientras yo rogaba por poseer más manos para poder acariciar su cuerpo también. Se mantiene bien, no es una modelo (ni tampoco ando buscando eso), pero tiene un cuerpo armonioso que dan