Datos Generales
Centro Masajes : Independiente
Ubicación: Santiago Centro
Costo: 20.000 + 15.000 x c/adicional
Horarios: 18 horas
Fono: al publicado
Recepción: Muy bien
Higiene: Muy higiénico aunque le falta ducha
Masajista: Debora
Contextura: Atlética, voluptuosa
Trato: 7
Cara: 7
Besos: N/A
Masaje: 7
Sensitivo: 7
Luego de un par de semanas muy estresantes, donde tenía la espalda más dura que sorete de robot, noté, para mi alegría, que Debora estaba en pleno centro (previamente estaba en Manuel Montt) así que dije "ésta es la mía". Me programé, organicé mi agenda y la contacté, con un tiempo de espera mínima en la respuesta, lo cual se agradece. Quedamos en que este miércoles tendríamos una sesión. Llego unos 5 minutos antes, ella me recibe súper amablemente, yo llegué con un regalito, conversamos un poco de lo que quería y luego procedo a sacarme la ropa. Comenzamos con el masaje, súper bien aplicado, me dejó suavecito, se preocupó de dejarme lo menos estresado posible, tiene manos de monja la Debora, muy profesional y eso se agradece. Luego, acordamos los adicionales, oral con americana, para comenzar, y acá comienza la parte entretenida. Debora es esmerada y una apasionada del sexo oral, me tenía por las nubes Yo trataba de concentrarme en no acabar rápido, lo cual logré, afortunadamente. Ella es exquisita, muchachos, te lleva a las nubes ida y vuelta. Cualquier hombre querría estar con ella.
Con la temperatura por los cielos, quise devolverle el favor, por lo que pasamos de la camilla a la cama, ahí me dediqué a besar su entrepierna, limpiecita, sabrosa, depiladita y absolutamente comestible. Le entregué todo ese amor que había recibido por parte de Debora, jugando con mi lengua y sus labios, mientras ella cada vez iba entrando más en onda, hasta que se entregó y qué placer fue verla retorcerse de placer, de gemir, de apretarse sus pezones de tanto que gozaba, le encantó, ella estaba en el cielo. La hice acabar un par de veces hasta que pasamos a un 69, donde ahora me tocaba acabar a mí, así que seguí chupando su niña tan sabrosa, mientras ella estaba haciendo todos sus esfuerzos para que yo acabara, aunque en mi mente calentona yo quería hacerla acabar una vez más. Sin embargo, no pude aguantar más, definitivamente acabé, en su boca, y quedé extasiado, por un momento desaparecieron todos mis problemas, no importaba nada más, gracias a Debora. Putamadre, qué disfrute esa hora junto a ella, quiero ir todos los días a almorzarme su entrepierna. Espero volver pronto, me encantó Debora, y quiero mucho más de ella.
Volverias: sin duda que sí. Si continúa en el centro, trataré que sea, al menos, una al mes.